Fácil es morir, difícil es vivir: noviembre 2013

martes, 19 de noviembre de 2013

¿Querías un poema?

 
   Algún día te escibiré un poema que no mencione el aire pero si la noche,
un poema que omita los nombres de las flores y que no tenga espinas.
 
   Algún día te escribiré un poema que eluda el mar y que no mire a las estrellas.
 
   Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar nuestras manos por
nuestros cuerpos y que vuelva a convertir en palabras nuestras miradas.
 
   Sin comparaciones, sin metáforas, algún día te escribiré un poema que huela
a ti.
 
   Un poema con tu acelerada respiración y con la mirada que desde el alma
fue para mi.
 
   Algún día...

sábado, 9 de noviembre de 2013

Y así estaba...

   Vivía tranquilo, no tenia necesidad de pensar en nadie,
no sufría por nada y mucho menos por alguien.

   Mi corazón latía lo que tenia que latir.

   Luego después de un tiempo, un día de Agosto. Saliste
con ese caminar tan peculiar por la puerta de ese centro
comercial y entraste por la puerta de mi Mercedes Benz,
sonriendo, algo nerviosa, oliendo rico, las manos te sudaban
frió, sencilla, con palabras de amor y con algo de sufrimiento.

   Nos miramos, tuvimos unos instantes observandonos,
reconociendonos, tu voz ronca y sensual con algo de quiebre
en algunas palabras.

   Te tendí mi mano, me diste la tuya.
   Sentí tu sudor y tu cuerpo temblando.

   Te abrace, nos abrazamos... Te tranquilice, dejaste de temblar,
sentiste lo que siempre me dijiste que querías sentir.

   Y así fue como ya estaba enamorado de ti.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Que ganas

   Que ganas de volar sobre el viento, sobre el espacio tan inquieto, imaginando cortar el tiempo, soñando alcanzar y guardar cada momento.

   Que ganas de mirar en silencio tus ojos, salpicados de sentimientos, que parpadean no tan lejos.

   Que ganas de atrapar tu pensamiento.

   Que ganas de atraparte en mis manos, sin que corras, sin que sólo me quede mirando. Cuando el tiempo se niegue a esperarnos.

   Que ganas de enmudecer las palabras, de esperar que la despedida no sea fatal, que retrocedas y me vuelvas a mirar, que hoy no sea el final.

   Que ganas de ganar, ganas de sentir que no te vas, ganas de volver a amar, ganas de volver a empezar.


¡Vivir!

¿Sabes a donde van las palabras que no nos dijimos?

¿A donde va lo que queríamos hacer y no hicimos?

¿A donde va lo que no nos permitimos sentir?

Me hubiese gustado que lo que nos dijimos caiga en el olvido, pero lo que no nos dijimos se nos acumula en el cuerpo y nos llena el alma de gritos mudos.

Lo que no nos dijimos se transforma en insomnio, en dolor.

Lo que no nos dijimos se transforma en nostalgia, en destiempo.

Lo que no nos dijimos se transforma en debería, en deuda, en pendiente.

Las palabras que no nos dijimos se transforman en frustación y tristeza.

Lo que no nos dijimos no muere, nos mató...

¿Viviendo?