Fuiste ternura más allá de mi comprensión,
más allá de lo que es tangible.
Tan solo fuiste tú ¡Casi nada!
Eterna, sublime y sin embargo, real.
Tan real que aún ahora persiste el aroma.
Aroma de esencia genuina
que el tiempo nunca podrá disipar.
Gracias ahora, después y siempre…
por haberte conocido
y haberme enseñado a amar.