Tal vez fui yo quien olvidó
poner al sol los girasoles,
allí donde la luz es tibia
y buscan paz los ruiseñores.
Tal vez fui yo quien descuidó
poner más leña en nuestra hoguera,
aquella que encendía las pasiones
en noches de besos y ternura.
Tal vez fui yo quien renunció
al danzar gentil de los gorriones,
aquellos que quebrando en dos sus alas
pintaban corazones en la luna.
Tal vez fui yo...
o quizá, tal vez, fuimos los dos.