Recorro los caminos del dolor uno a uno,
se entrecruzan en un ayer equivocado
que retrocede mi mente en el tiempo,
sin poder avanzar un centímetro.
Temo más a la muerte del alma
que a la del cuerpo, le del cuerpo libera el alma,
donde quiera que ella vaya, la del alma se encadena al pasado
y allí permanece inerme.
Con segundos y minutos contra reloj,
en una involución inexplicable
que no alcanza a aclarar
los instantes transcurridos.
Tiempo ausente ¿Dónde estuviste?
¿Dónde estarás en mi andar sin rumbo?
Ya ni siento tu presencia…